Hay personas que me vienen solicitando la fórmula
para “comercializarse”, las personas continúan queriendo “venderse” , algo así
como utilizar lo que se ha denominado MarKeTing personal.
Desde la honestidad que me caracteriza (algo que
me dijeron no produce dinero, no es comercial) suelo exponer que el MarKeTing personal
es un término asociado a una filosofía obsoleta y moribunda.
Desde mi punto de vista este es uno de los casos,
en los que se pretende el cambio de paradigma desde estructuras antiguas que,
en el fondo y en la forma, promueven la re-producción en detrimento de la
re-creación. Es decir, una falacia, un engaño, una falsa propuesta de cambio
trans-formativo.
En mi labor como formadora de disciplinas como la
PNL, entre otras áreas, me parece importante ir al fondo de lo que las palabras
y expresiones mueven. Las palabras
son importantes y filológicamente obedecen a la estructura en la que fueron
creadas. Por tanto mueven comportamientos que obedecen a esas mismas
estructuras.
Si estamos fomentando que las estructuras
cambien, ¿cómo no cambiar las palabras y expresiones que utilizamos? ¿Cómo no
propiciar el cambio unívoco hacia otro estado?
Desde mi visión, entramos en contradicción cuando
dejamos de usar palabras alineadas con nuestro propósito. Si seguimos
fomentando esta contradicción probablemente no consigamos el cambio que
buscamos. Y quizá nos preguntemos ¿Por qué no lo consigo? Es algo parecido a
andar hacia atrás cuando mi objetivo está dos metros más adelante.
Según la American Marketing Asociation, el
Marketing es la “disciplina dedicada al análisis del comportamiento de los mercados
y de los consumidores. El marketing analiza la gestión comercial de las
empresas con el objetivo de captar,
retener y fidelizar a los clientes a través de la satisfacción de sus
necesidades”
Desde lo que yo he experimentado y pruebo a
re-crear constantemente, se trata de un argumento susceptible de
cuestionamiento como cualquier forma de proceder, máxime cuando impide un cambio
de paradigma generativo y sostenible.
Las estrategias “marketinianas” focalizan su atención y esfuerzo en la
comercialización de un producto (en este caso, personal). Sin embargo, ¿No es
lo excelente ofrecer un producto único y genuino?.
Una buena campaña de MarKeTing personal no
implica necesariamente que el producto haya alcanzado la excelencia ni que los
métodos de comercialización sean
honestos. El fin, en cualquier caso, es vender el producto, pase lo que pase,
pese a quien pese y pise a quien pise (como me dijeron en más de una ocasión).
Un producto excelente, con marca propia, es reconocible
y se adquiere por su propio valor, no asocia su éxito a una campaña de
marketing o comercialización exclusivamente.
La elaboración (de manera consciente e
inconsciente) y proyección de una
marca personal es, en sí misma, una garantía de su valor añadido. Una cuestión
diferente es, la inversión estratégica de esa marca para que alcance su máxima
expresión.
¿Para atender a necesidades ajenas? En mi opinión
no se trata de necesidades sino de una elección libre fundamentada en la
inspiración que promueve la acción y la re-creación continua.
Claro que esto requiere un gran compromiso con
uno mismo y con los otros así como una alta dosis de generosidad, humildad y
autocrítica transformadora. Y parece ser, que esto resulta bastante más
complejo e incómodo para algunos….
El marketing obedece a técnicas de análisis y
comercialización no necesariamente honestas y congruentes con el “producto” o
“servicio” y con el destinatario del mismo. Una marca personal trasciende las
meras técnicas de análisis y venta y promueve la inspiración del propio
“producto” y en consecuencia de los destinatarios.
Cuando alguien descubre su marca propia y se
ocupa de SER, trasciende más allá de lo que puede hacerlo una campaña de
marketing y por tanto, haga lo que haga, es reconocible.
¿Competir con otros seres únicos? Me parece
absolutamente absurdo.
Para una Marca Personal no existe competencia
válida salvo la de uno mismo.
Yo, he elegido SER mi marca personal ¿ Y tú?